jueves, 22 de julio de 2010

Parte 1 - 4

Capitulo 4: Noche

            Pasamos la noche en el refugio de Angel. Estoy seguro, que ha sido una de las peores noches que he tenido en mi vida. Y no es porque fuera descortez o algo asi; es porque en nuestro tiempo que llevamos viviendo juntos, jamás habiamos tenido que dormir afuera de casa, o de uno de nuestros refugios. Nunca habiamos tenido que utilizar ese plan de contingencia.
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De treinta a sesenta minutos es lo que la infección tarda en mostrar sus síntomas. En estos días los síntomas son muy visibles, pues en la herida que te realicen los infectados, se te presentara una asquerosa necrosis bastante desagradable. A eso, le siguen fiebre, dolor en el estómago, jaqueca y debilidad en el cuerpo. No soy doctor, pero es lo que he observado. Estos son los primeros síntomas que se presentan, los más dolorosos. Indican que estas muerto, que te convertiras en uno de ellos...
Digamos que somos afortunados por este tipo de "señales" que nos indican la diferencia entre un enfermo y un sano. No tiene sentido ocultarlo, cuando la infeccion se transmitía via oral, era practicamente imposible enterarse si ya estabas condenado a morir. No habían sintomas visibles... hasta que la enfermedad mutó y todo se fue a la mierda. Si, somos muy afortunados... ¡hurra!
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Despertamos temprano, aproximadamente a las tres y media de la madrugada. Yo para ser honesto, no podía dormir. Había algo en Angel que me inquietaba, estaba demasiado sereno, tranquilo y en estos días NADIE esta así.

John practicamente estaba roncando y era el turno de Toby de mantenerse despierto, aunque... estoy seguro haber escuchado como roncaba en muchas ocaciones...
La noche transcurría tranquila; nada extraordinario sucedía y todos descansabamos del agitado día que habiamos tenido. Todos... excepto yo.

Y como decía, a las tres y media de la madrugada, un ruido nos hizo saltar del sofá... literalmente. Fue inesperado, todos descansabamos, felices de la vida cuando "algo" arremetió contra la puerta de acero del hogar de Angel. La criatura continuaba golpeando cada vez con mas fuerza, estaba claro que iba a entrar tarde o temprano y nosotros necesitabamos estar listos.

No se escuchaba ningun rugido o grito por parte del monstruo, solo se escuchaban los estrenduosos impactos que este cometía en contra del acero. Cada vez mas seguidos, no se cansaba y la puerta comenzaba a ceder poco a poco. Angel estaba atónito, tomó su rifle de presición que se encontraba cerca de un estante, y del cojin donde se hallaba recostado sacó un revolver.
-¡Siganme! -Nos gritó mientras trepaba las escaleras a toda prisa.


Los tres corrimos a toda prisa hacia Angel, nuestras armas se encontraban en el suelo próximo a nuestro sofá así que no nos demoramos mucho en alcanzarlo.
Una vez subiendo las escaleras, Angel nos explicaba que esto nunca había sucedido, estaba sorprendido y algo asustado. Esperé a que comenzara a hecharnos a culpa y quizás me preparé a tomar mi revolver por si realizaba algún movimiento sospechoso...


Llegamos hasta una habitacion en el segundo piso, de ahi, Angel comenzó a mover unos estantes para tapar las escaleras. Yo sabía que no tenia caso intentar bloquear una entrada a semejante criatura capaz de romper el acero.
John lo detuvo y comenzamos a discutir que hacer, necesitabamos una respuesta rápida, no teníamos idea de que tipo de bestia se encontraba al otro lado de la puerta, y no era algo que queríamos averiguar.

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Salir a la calle, era de lo mas peligroso, se consideraba suicidio en una ciudad tan concurrida e infestada como Mérida... o cualquier otra ciudad poblada. Pero... salir a la calle, ¿de noche? Eso era una muerte asegurada. Las probabilidades de sobrevivir una noche afuera en las calles, eran casi nulas. Durante la oscuridad, los infectados se dedicaban a cazar, rondaban las calles incluso mas que en el día y lo mas peligroso era... que tu no podías verlos. Eran rápidos, no; más que rápidos. Los infectados... bueno, la mayoría de ellos eran muy veloces, como animales salvajes de los antiguos documentales de la TV. Huir a oscuras, amparándote de la suerte era dirigirse a tu muerte.
Las noches representaban miedo e incertidumbre ante los sobrevivientes de la ciudad, de día podíamos enfrentarlos y derrotarlos, pero de noche no éramos mas que pavitos, presas de una feroz bestia al acecho del más mínimo error; y vaya que cometíamos muchos errores.

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-Tenemos que salir... -Sugirió Toby.
-¡¿QUE?! -Exclamó John.
-¡Tenemos que  hacerlo si no queremos morir! -Replicó.
-¡Serás idiota! ¡Es aún mas peligroso salir a las calles que quedarse aquí! -Dijo John, en un intento por persuadir a Toby.
-No. Si nos quedamos moriremos. Eso es un hecho, no tenemos armas ni conocemos este entorno. Lucas lo sabe. -Con voz firme nos respondió Toby.
-Mmm... ¿Y afuera no será peor?
-Puede ser, pero ahí quizás si podamos sobrevivir. Además esta a punto de amanecer, ¡deben ser como las cinco de la mañana!
-Una hora... mmm... -Todos comenzamos a pensar esa sugerencia.

Entre todo, Angel miró su reloj de pulsera y su expresión cambió por un instante. No nos dijo nada, pero apoyó la iniciativa de Toby, así que todos accedimos.
-Es poco tiempo lo que falta, tenemos que intentarlo. -Fueron las últimas palabras de Angel en la discusión.
-Bien... hagámoslo. -Dijo John bastante motivado.
-Pues ya que, pero no tomaremos riesgos tontos. -Dije serio.

Luego, después de eso, comencé a explicarle a Angel que no se separara de nosotros, que cada uno de nosotros tenía un papel. Planeamos meticulosamente una ruta hacia un refugio cercano. Bueno... no tan cercano, se encontraba a varias calles, si cruzar una calle era muy peligroso, ahora teníamos que cruzar cerca de quince calles. Teníamos que llegar a Paseo de Montejo, en una antigua casa colonial donde antes se encontraban unas oficinas bancarias.
Primero, teníamos que asegurar una ventaja con la criatura fornida que debía entrar en la casa de Angel. Para eso, necesitabamos escuchar que ésta, rompiera la puerta. Luego que esto sucediera, bajariamos del segundo piso por medio de una escalera de emergencia, estaba bien cuidada, Angel se habia asegurado de tener una salida de emergencia segura. Una vez en el suelo de la banqueta, nos dirigiríamos hacia la derecha, a la maxima velocidad que pudieramos, iriamos a mitad de la calle y nuestros pasos debían ser casi silenciosos. Llevabamos Tenis, así que no tebía haber problema. Despues debiamos seguir una ruta de calles hasta llegar a nuestro refugio. Ahi estariamos a salvo por almenos un par de semanas y hasta ahí llegaba este plan.

Angel solo asintió las indicaciones con la cabeza. Luego, todos sacamos nuestras lámparas y las probamos. Comenzamos a quitar las tablas de madera que tapaban la ventana por la que saldriamos hacia la escalera de emergencia. Tomamos nuestro equipo, amarramos las lamparas a nuestras armas y entonces... escuchamos como la puerta de acero cayó en el piso, produciendo un muy molesto ruido.
Salimos por la ventana, uno por uno, lo mas rapido que podíamos. No debiamos producir sonido alguno que indicara nuestra ubicación. Si el monstruo se enteraba que saliamos a la calle, moririamos.
Bajamos lentamente y no hicimos ningún ruido fuerte, con mucho cuidado saltamos hacia la el suelo. El último en caer, John, hizo algo de ruido. Luego de eso, comenzamos a irnos lo mas rapido que podiamos. Paso a paso, mirabamos hacia todas direcciones... pero no habia nada. Salimos de esa calle sin problemas. No hablabamos, usábamos señas y todos seguiamos una formacion de cuña. En el frente iba John, a la derecha Toby y a la izquierda Yo. Entre nosotros iba Angel. John miraba solo al frente, Toby exclusivamente hacia la derecha, yo exclusivamente izquierda y Angel hacia atras. El trabajo de Angel era el mas complicado.
Luego, cuando doblamos por la izquierda, vimos a unos cinco infectados. Eran de los comunes, de tamaño regular, feos, ensangrentados sus brazos, cara y piernas y con algunas protuberancias asquerosas en todas las partes del cuerpo que podía ver. Garras negras afiladas y dientes amarillentos. Los cinco no se habian percatado de nuestra presencia. John rápidamente sacó su pistola con silenciador y logró dispararle a tres. Cayeron como insectos frágiles ante los impactos. Dos intentaron huir de la escena pero yo y Toby logramos derribarlos. Los disparos no hicieron ruido, todos llevábamos armas con silenciadores. Todos... excepto Angel.
Continuamos por la calle, cada vez que avanzabamos mas lejos del centro, nos encontrábamos con menos faroles encendidos. La falta de energía electrica era un problema. Teníamos que utilizar nuestras linternas y eso nos pondría en serio peligro.
Continúamos hacia la siguiente calle que se encontraba todo derecho en la misma dirección. Yo podía ver muchos infectados dentro de las casas, tambien en las azoteas, pero no podía hacer nada. La incertidumbre de saber si ellos se habian dado cuenta de nuestra presencia, era bastante desesperante. Ninguno nos atacó por suerte. Continuamos, ya eran masomenos las cuatro de la madrugada. No habíamos dicho ni una sola palabra desde que salimos del hogar del chico de los rizos.

Llegamos hasta la avenida principal de Montejo. lo curioso, es que cuando la ciudad estaba "viva", era de las calles mas ricas, populares y elegantes de la ciudad. Ahora eran las mas descuidadas, tenian hierba mala de gran altura. Parecía un monte para sus pocos años que tenía abandonada.
Una vez que entramos en esa calle, lo escuché. Entendí porque los infectados no nos habian atacado hasta ahora y porque todos parecían esconderse de las calles. Escuché... una risita.

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Entre las leyendas que los sobrevivientes cuentan, no hay una mas tenebrosa y aterradora como la de... "los niños". Se suponía que no podían existir infectados de edad muy joven. Es decir, que la enfermedad mataba sin mutación a los niños menores de doce años. Su cuerpecito bajo en desarrollo y defensas, era un blanco muy facil para la infección y por ende, nunca se encontraban monstruos de aspecto infantil... o... eso es lo que todos pensábamos.
Una tarde, escuché a un par de mujeres hablar sobre una aterradora masacre. Según habían escuchado, una expedición militar habia intentado liberar el centro de la ciudad de infectados. Eran varios pelotones, tenían vehiculos y tanques que les cubrirían y asegurarían bajas mínimas en el lado sobreviviente. La expedición iba extraordinariamente bien, nada los detenía, ni las arañas, ni los mastodontes, ni siquiera los ágiles cazadores. Todos caían ante la fuerza militar. No habian bajas, y parecía la misión perfecta. Eso... hasta que oscureció. La noche nubló el campo de visión. Lo redujo demasiado, y con la falta de luz en las calles, el ejercito comenzó a tener algunos problemas. Sin embargo, a pesar de todo continuaban desplazando a la infestacion.
Se llegó hasta un área "boscosa" un monte, aparente. Lleno de plantas descuidadas. Los soldados escucharon risitas de niños algunos llantos. Varios soldados, preocupados. Pensaron haber hallado sobrevivientes jóvenes. Y la mision pasó a convertirse de exterminación a rescate. Entonces, mientras mas se acercaban al monte, mas bajas se reportaban. Las tropas iban cayendo sin piedad. Una a una hasta que ni una sola quedó con vida.
A la mañana siguiente, un par de escuadras de soldados se dirigieron a buscar sobrevivientes de la expedición y solo hallaron pedazos roidos de los cuerpos de sus compañeros. Brazos, piernas, cabezas... y mucha sangre. Solo eso fue lo que quedó. Los torsos de sus aliados desaparecieron y ni los huesos hallaron.
Una grabación terrorifíca es la prueba de lo que estaba escuchando. Los soldados que fueron en busca de sobrevivientes hallaron una grabación del reporte del sargento a cargo. En ella se podía escucharlo llorar de miedo. Mientras que a lo lejos solo podías escuchar risas y pequeños gemidos de niños hasta que todo se quedaba en silencio.
El centro y sus alrededores se convirtieron en los lugares mas peligrosos. Claro, que para mi, solo fue una historia entretenida, puesto que no era posible hallar infectados niños. O eso es lo que creia.

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La piel se me erizó al escuchar esa risita. John, Toby, Angel... todos nos miramos con una expresión de miedo total. Todos habíamos escuchado las leyendas y los cuentos en cuanto a estas risas asesinas. Lo que venía era quizás el peor tipo de infectado que existía.
Evidentemente, nos encontrabamos en una zona muerta. Un lugar desolado, que ni los mismos infectados se atrevian visitar; estabamos en el "area de juegos" el parque de los niños. Justo después de escuchar semejanto alarido tenebroso, decidimos todos apagar nuestras linternas. Al unísono, todos nos unimos con un "tac" del ruido emitido por nuestras lámparas. Fue el último ruido que emitimos. Seguimos caminando... aunque, la mano de John y Angel empezaron a temblar.
-Hagan silencio... -Susurré.
-Lo se -Me respondió Toby.
-Si. -Angel replicó..
-Mierda... -Dijo John en un volumen casi imperceptible.

Luego, después de caminar casi un minuto; rodeados de hierba alta y pasto giigantesco, comenzamos a tranquilizarnos un poco. Ibamos lentos, mirabamos a todas direcciones, pero la oscuridad y el monte que nos perseguía a nuestros costados... no; en todo nuestro alrededor, nos cegaba por completo.
A unos seiscientos metros pude mirarlo: un poste de luz anaranjada irradiaba seguridad. Mi mirada se fulminó de emoción al ver la salida, al saber que no se encontraba tan lejos como esperaba. Seguimos caminando, ahora con un paso mas veloz.

Nuestra adrenalinda nos hizo agilizar el paso... el miedo de desconocer a la criatura debajo de la cama, nos hizo llegar al punto de casi correr. Cuidabamos de no hacer ningún ruido, eso si. Pero el camino era practicamente invisible para nosotros, el monte nos acompañaba junto con el canto de los grillos y ciertas criaturas, en estos años, nunca habíamos pasado una madrugada afuera de casa y escuchar semejante hermosa melodía, me hizo recordar los viejos tiempos.
De repente... todo quedó en silencio. Lo grillos se callaron, las ranas, los sapos dejaron de croar y en absoluto silencio quedó nuestro caminó de sombras.
Otra risita. Al escucharla de nuevo, cerré mis ojos. Como si eso evitara que aquellas criaturas me observacen. Entré en pánico y no por enfrentar a un infectado "nuevo", eso ya lo habíamos hecho todos antes. Era simplemente... la falta de descanso, combinando el pavor innato a las leyendas y cuentos, sugestiones, adrenalina y el miedo de cuatro patéticas gallinas ante la oscurdad de la noche.
John no lo soportó mas. Arrancó a correr. Cuando me di cuenta que el cederia ante sus emociones, supe... que yo inevitablemente tambien debía hacerlo en un acto de solidaridad con mi compañero de habitación. Arranqué a correr yo tambien. Toby y Angel son... algo lentos en este tipo de situaciones y no habia un plan en caso de comenzar a correr despavoridos así que ellos simplemente improvisaron... y nos siguieron y hasta superaron el paso.

No importaba que tan rápidos éramos, sabíamos que ellos lo eran mas. No eran uno, dos o cinco... eran almenos una docena. Una docena de pequeños engendros que no podíamos ver. Cuyas risitas aún no olvido en estos días. Unas vocecitas endemoniadas, horribles y aterradoras.

Corríamos a ciegas, Angel se dio cuenta antes que yo de eso y encendió su linterna. Todos lo hicimos después que el. Corrimos y entre la agitación de nuestros movimientos, una linterna enfocó hacia la hierba alta del monte. Ahí fue cuando pude verlo. Era horrible, medía apenas un metro. No tenía piel, era puro músculo lleno de sangre y... todo lo que tienen. Era asqueroso y sus pequeños ojos rojos cruzaron por un instante, una mirada con los míos. No grité, pero si me obligó a correr mas rápido.

Sus pasitos eran ligeros, resonaban en las piedras y las ramas. Nos perseguían como si se tratara de un juego enfermo para ellos. Y claro... eso era justo lo que era.
Estabamos a la par con ellos, no ibamos mas rapido, ni mas lento que esas pequeñas criaturas. Aún no inhalaba y exhalaba aire como un asmático, así que aún tenía energias para terminar esa carrera. La adrenalina quizás nos dio la fuerza para que ninguno de los cuatros no quedásemos atrás.
Todo iba aparentemente bien, saldríamos completitos de esa, estaba un diecinueve por ciento seguro (Es mucho mas de lo que estoy en todo), cuando... los niños comenzaron a saltar por encima de nosotros. Grandes y rapidos saltos daban de una manera tan escalofriantes que describirla se me hace imposible. A cada salto que daban, nos ofrecian una carcajada. Lo disfrutaban, disfrutaban la cacería.

No disparamos, sabiamos que eso sería realmente un suicidio. Perderiamos tiempo, valioso tiempo, energias y velocidad al desenfundar nuestras armas y disparar arbitrariamente a la nada. No, disparar era lo único que no podiamos hacer.

Nos encontrábamos ya a la mitad del camino, unos trescientos o doscientos metros. Casi podía sentir la seguridad de... ¡¿la luz?! ¡¿Que carajo?!...
¡Nos estaban llevando hacia la luz! ¡Los hijos de puta nos estaban tendiendo una emboscada! Sabían de nuestra naturaleza cobarde e inexplicable ante lo desonocido, nuestros instintos de siempre ir hacia la seguridad de la luz. Estos niños... pensaban. Y eso, francamente... me heló toda la médula.
-¡ALTO! -Grité con todas mis fuerzas a mis compañeros que ya estaban superando mi paso.

Se detuvieron al mismo instante que yo, y vimos como los niños siguieron corriendo hacia la luz durante unos segundos. Despues de unos instantes, se detuvieron.
Nos miraron, luego, nos mostraron una sonrisa tan retorcida que parecía salida de una de mis peores pesadillas. Sus dientes filosos podían verse a pesar de la oscuridad y sus ojos eran penetrantes y aterradores. Eran los demonios mas terrorificos que he visto en toda mi puta vida.

Luego, cuando nos detuvimos, saque mi pistola y comencé a disparar hacia su dirección. Llamalo suerte si quieres, pero acerté a un automovil que llevaba un tiempo ahí descompuesto, perdido en el alto pastizal. El tiro; impactó directamente en el tanque de gasolina y esto hizo que comenzara a derramarse. Entre tanto silencio, pude ver gracias al reflejo de la luna como se empapa el suelo.
-¡Fuego a las 2 en punto! -Grité con toda mi alma hacia mis dos amigos.

Ambos me comprendieron al instante, y acto seguido Toby tiró un bengalazo con una vieja pistola que llevaba cargando desde hace mucho tiempo (que yo pensaba había sido la cosa mas inutil que habia comprado en toda su vida).
El fuego encendió, y con esto la hierba alta tambien. Prendían con mucha rapidez las llamas, la luz que emanaban nos brindaraon fuerzas y quizás algo de confianza en nosotros mismos. Sacamos nuestras armas y comenzamos a abrir fuego hacia todas direcciones como unos psicopatas. No le dimos a nada.

Y... cuando nos dimos cuenta, ya no había nada. Ni un solo rastro de esas pequeñas criaturas de las tinieblas. Los sonidos nocturnos de los grillos, ranas y demás bichos, comenzaron a cantar acompañados del hermoso crujido de las llamaradas que habíamos creado con nuestro miedo.
El incendio fue brutal y comenzaba a propagarse con rapidez, así que huimos del lugar, corrimos hacia los edificios cercanos que limitaban con el monte y nos metimos para pasar la hora y cuarto que quedaba de oscuridad. No tengo idea que sucedió esa noche, ¿los espantamos? ¿Acaso introducimos miedo a unos monstruos?... Hay tantas preguntas que continúo haciendome.

2 comentarios:

  1. o mi godz!! al fin los niñosss!! odio q pongas pendiente!! haces q carbure mi cerebroo y eso no es bueno!! xD!!
    en fin jaja emocionante y adictivo!! (:

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  2. XDDD see es cierto es endemoniadamente adictivo o.o y lo mas genial es que no se da en newyorkk o en calles chilangas,que miedo,calles que conocemos caen en completo desastre y miseria,grrandiozzoo!!

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